El valor de una persona y la ilusión como motor de nuestra actitud ganadora.

Hace unos años recuerdo haber visto una charla TEDx de Victor Kuppers donde hacía énfasis en la importancia de la actitud. Él dice que el valor de una persona puede simplificarse a una fórmula:

Valor de una persona = (Conocimientos + Habilidades) x Actitud

Los conocimientos y las habilidades (o experiencia) suman, pero la actitud multiplica. Él es una persona llena de energía y escucharlo energiza. Tanto él como yo tomamos ideas de otros y las potenciamos, buscamos que esas ideas agreguen valor a la gente. Esta fórmula es tal cual y para mi se hace más fuerte para una persona con actitud ganadora por eso hago ese añadido a la fórmula. Una persona con Actitud Ganadora es exponencialmente más impactante, agrega mucho más valor, es magnética y energiza a los demás.

Esto de la actitud es algo que está menospreciado en nuestro tiempo. Hay CV´s llenos de papelitos y gente llena de experiencia, pero muchas veces vemos que les falta el ingrediente más importante, la actitud ganadora.

Esa actitud es la que nos hace diferentes, la que deja una verdadera huella.

Otra cosa que me llamó la atención en sus charlas es que habla de que vamos como pollos sin cabeza por la vida, a todo motor y no nos detenemos a pensar. La pausa perdió valor y vale mucho.

Hay que aprender a parar a tiempo, tomarse una pausa para reflexionar. Tenemos que dejar de dar todo por sentado. Al final pensamos que somos inmortales y nos olvidamos que estamos de paso. Hay que ser agradecidos, saber dar sin esperar nada a cambio. Alimentar nuestra red de contención. A la hora de hacer networking online y offline, ver cómo podés ayudar a otros a que se conecten y hagan prosperar proyectos.

Ponernos ilusiones, pequeñas zanahorias en nuestro camino que nos llenen de energía es un truco fundamental para el motor de nuestra actitud ganadora. No tienen porqué ser cosas materiales costosas o unas vacaciones en el caribe. Si podemos hacerlo bien, sino aceptemos lo que se puede hacer y adaptémonos a nuestra realidad. Igual salí a caminar el fin de semana al campo o a la playa, hace algo fuera de tu rutina, con eso seguro que ya cargas las pilas.

Si podemos tomarnos unas vacaciones en familia o con amigos, darnos esa pausa mental y conectar un poco con el universo y nuestras amistades, con nuestra naturaleza, mucho mejor. Hay gente que se ilusiona más con la moto o el auto nuevo, el tema es que al poco tiempo se evapora la ilusión y ya no es nuevo. Los viajes para mí son lo que prospera en la retina y agregan más valor que nada en el mundo. Por eso invierto mucho en ellos.

Los seres humanos vivimos de las ilusiones y si no nos ponemos a nosotros mismos esas ilusiones en el camino, hay chances de que nos enrosquemos tanto en la diaria, que nos terminamos olvidando de lo potentes que son. Además, son un remedio esencial para relativizar todo y hasta bancar alguna cosa que no nos gusta demasiado.

Te invito a tomar acción y armarte una listita de ilusiones que sean realizables para este año y el que viene. Ahh…,  y no te olvides de  tomar acción hoy mismo sobre lo más importante en la fórmula de nuestro valor: nuestra actitud ganadora.

El micro-emprendedor con actitud ganadora

Hace poco estuve observando una tendencia nueva en los coworking, cafés y parques aquí en Holanda. Además de la establecida tribu de emprendedores y sus startups, están apareciendo un montón de micro-emprendedores que transforman un freelancing en un verdadero negocio unipersonal. Mi mentor creativo aquí en Holanda trabaja en un equipo multidisciplinario que se enfoca puramente en la innovación dentro de Google. Un trabajo soñado para muchos. Hace poco me recomendó una lectura pensando en mi coaching para emprendedores, “The $100 Startup” de  C.Guillebeau. Como le pega en el clavo cada vez que me recomienda algo para leer, lo compré.  La historia de estos micro-emprendedores no es nueva, mi propia madre se ha reconvertido en una micro-emprendedora desde hace varios años. Pero en la actualidad, es una movida mucho más fuerte porque vivimos en la era de los emprendedores nómades digitales, esa tendencia que estaba observando hace un tiempo. Hay mucha gente que quiere ser dueña de su propio negocio. Pero no está ni apuntando a un modelo de negocio más tradicional, ni al modelo de startup con gran potencial de escalabilidad y la necesidad de financiación externa con todas las formas conocidas.

Esta tribu apunta a generar en base a un sueño, un hobby o algo que realmente les gusta, un modelo de negocio sustentable con inversión mínima y recursos ultra limitados. Esta tribu no quiere un exit millonario ni conquistar el mundo. Quieren que su estilo de vida sea mucho más balanceado y enfocar todas sus energías en un puñado de clientes que les permitan tener un ingreso comparable al de un sueldo decente, con el twist de que implique cada vez menos trabajo operativo y ser sus propios jefes.

El target de estos micro-emprendimientos es tan específico, que para alguien con una visión estratégica más global puede verse como muy limitante. Pero la clave va por ahí. En enfocarse tanto en un target muy específico y solucionar una necesidad pequeña. Ese puñado de clientes va a tener una fidelidad incomparable al de algo más masivo. Hay cierta aceptación de que el negocio no va a ser ni perfecto ni va a crecer de forma sostenida. Esto implica una actitud un poco menos perfeccionista y ni que hablar que menos ambiciosa. En la cultura holandesa es algo que encaja perfecto para mucha gente que viene del mundo corporativo y sentían que vivían para trabajar, envés de trabajar para vivir y hacer lo que te hace feliz. De todas formas, este libro trata de micro-emprendimientos a nivel global.

Para que el negocio prospere, en todas las entrevistas hay algo en común. Tienen una visión fuerte y entienden por qué realmente quieren hacer lo que va a hacer y ni que hablar que hay un factor de actitud ganadora también desde mi punto de vista. La relación con el cliente es tan cercana como ser parte de un pequeño club. El factor emocional es primordial. La propuesta de valor es super clara. Y la adaptación es muy rápida porque los feedback loops se dan de forma directa, sin vueltas. Que las ideas sean menos ambiciosas, no implica que se pueda prescindir de una actitud ganadora frente al emprendimiento. Al fin y al cabo, es un elemento fundamental para prosperar como emprendedor, sin importar la escala ni la escalabilidad.

 

 

El efecto mariposa: un pequeño cambio puede generar un impacto enorme.

Hace 7 años tuve la suerte de hacer un master en Imagineering y Business Innovation y me topé con conceptos y metodologías que revolucionaron mi forma de ver casi todo. Hay muchas cosas que me llevaron años digerirlas y otras que estaban adelantadas y que recién hoy son trending topics en el mundo emprendedor. La directora y emprendedora del master, Diane Nijs realiza investigación académica de forma permanente con muchos casos prácticos en diversas industrias, es una design thinker pionera en la materia. El master es su laboratorio donde valida sus teorías del cambio organizacional, el management del caos y el efecto mariposa que aplicó con innumerables artefactos desarrollados para un cambio exponencial.

El efecto mariposa viene de la teoría del caos, y simplificándolo, dice que el aleteo de las mariposas en un lado del mundo, es capaz de generar una tormenta de viento enorme en otro lado del mundo al punto de formar un tornado por la amplificación que se podría dar.

Es algo teórico pero muy visual y en la práctica se da algo similar en el cambio organizacional.

Bajando todo esto a tierra, ella usaba mucho la frase de Einstein que decía: “Si seguimos haciendo las cosas de la misma manera, debemos esperar los mismos resultados”. Y es por ello que insistía en que un pequeño golpe de timón puede generar resultados muy distintos si pensamos en un plano mucho más grande.

Y en la práctica es verdad, yo lo probé navegando para hacerme la idea más tangible. Cambié un grado en mi rumbo y en un lago no se nota casi el cambio de dirección, pero si lo proyectas a un océano te puede derivar en un destino totalmente diferente.

A lo que apunta todo esto es que en el cambio que buscamos en nuestras organizaciones, un cambio pequeño de nuestra perspectiva y acción, puede generar un resultado totalmente distinto en nosotros y en nuestra organización.

Ella hablaba mucho del poder de las palabras y sus artefactos casi siempre eran una especie de motto intangible, que evocaba los valores y el porqué de la nueva organización que queremos, siempre desde la perspectiva de la experiencia, la perspectiva humana.

Cuanto más chica tu organización, más chances tenés de aplicar estas metodologías y ejecutarlas rápido. Pero es en las organizaciones más grandes, donde está el desafío mayor del cambio. Y es ahí donde se pueden observar las revoluciones más grandes si el cambio toma forma.

Para hacer algo disruptivo no es necesario pegar un giro de 180 grados en lo que hacemos hoy. Seguramente sea necesario cambiar un poco el rumbo pero sobre todo, entender si la visión que evoca el ¿por qué? de la organización y la misión que evoca el qué y cómo está bien dirigida a los que hacen que estas se hagan realidad. El cambio lo podemos empezar por ahí, reinventándonos de alguna forma.

Los invito a tomar acción hoy y empezar con un pequeño cambio.  Sobre todo, un cambio en nuestra actitud hacia la vida y nuestros emprendimientos. Ojo!, que puede amplificarse y generar un tornado de actitud ganadora!

La rutina efectiva es amiga de la creatividad

Una de las críticas que vas a escuchar en casi todos los ámbitos llenos de emprendedores, es que la rutina te oxida, te estrecha la mente y que es para el old school, ahora todo es caótico, creativo y disruptivo.

En mis inicios como emprendedor pensaba lo mismo. Recuerdo una charla con mi padre que me decía que la rutina es inevitable para darte una estructura que te ayude a avanzar. Tanto él como mi madre fueron emprendedores de pura cepa con personalidades y formas muy distintas en la ejecución. Más allá de que ambos metían mucha energía y actitud a sus proyectos, con un factor en común que era la importancia de las relaciones humanas, mi padre era el más estructurado de los dos. Esto tiene una relación con el lado del cerebro que tiene preponderancia, aunque hay estudios nuevos que dicen que no es tan simplificable y que depende de la conexión de ambos lados. Para mi padre su lado izquierdo del cerebro era dominante. Su forma de emprender tenía un factor de organización y disciplina muy fuerte. Depende para lo que lo necesites puede ser muy positivo tener una mente creativa y también cierta dosis de organización.

En aquellas charlas de antaño, la creatividad que prima en mi forma de pensar, chocaba de frente con la idea de tener una rutina. Recuerdo que pensaba que eso lo había aprendido mi padre por un tema generacional, por pertenecer al baby boom de la postguerra con disciplinas forjadas a otro nivel. Inclusive potenciadas por ser hijo de inmigrantes que tenían claro lo que era el esfuerzo por sobrevivir y salir adelante. Los Xennials, Millenials, gen Y, etc, con todas las diferencias de características entre sí, tenemos algo en común: no nos gusta la estructura, prima la libertad sobre el status que conlleva obligación y a veces esto atenta contra la responsabilidad. Pero los que tenemos alma de emprendedores tenemos claro el rol de la responsabilidad en nuestras vidas y nos ponemos proyectos al hombro con mucha alegría y dedicación.

Luego de muchos años, el camino recorrido me hizo entender a lo que se refería mi padre. Él no hablaba de enfocarse solamente en una rutina para la administración de tu negocio. Él hablaba de estructurar tu forma de emprender de forma tal que se transforme en un hábito. Y que aceptes que parte de ese hábito implica momentos que te energizan con interacciones llenas de creatividad y otros con tareas administrativas que son como la propia muerte: inevitables.

Entender tus horarios y las olas de energía te va a ayudar a diseñar tu propia rutina como emprendedor. Si arrancas tu día luego de una noche movidita con los peques, administrá tu energía desde el vamos, porque es un recurso limitado. Si a eso le agregás un montón de tareas administrativas que te agotan (o creativas que agotan a alguien que opera de forma opuesta) y te ponés a leer una lista interminable de cosas a hacer a primera hora, seguro para el mediodía no querés saber de nada.

Arrancá tu día con algo te llene de energía, puede ser desde una revisión estratégica hasta un par de reuniones que potencien tu actitud ganadora. Luego hay que mechar tareas un poco más engorrosas, tomar acción y responsabilidad sobre los problemas y buscar resultados, cambios, soluciones. Darle seguimiento a los kpi´s que tú mismo te armaste y hacer o controlar la administración de tu negocio.

Si pensabas que emprender es estar todo el día charlando con gente hípster sobre ideas innovadoras, te vendieron una ilusión. El viejo refrán de “el que tiene tienda que la atienda, sino que la venda” sigue más vivo que nunca. Emprender es enfocar tu creatividad y energía a tus proyectos y eso implica remangarse, embarrarse y mucho sudor y lágrimas. No es para cualquiera, pero seguro que si es para vos te vas a dar cuenta rápido.

Hay que hacerse amigo de una rutina efectiva que vaya de la mano de tu personalidad, creatividad y forma de emprender. Esa rutina te va a ayudar mucho en aquello del Kaizen que mencioné en otro post. Y no va a atentar contra tu parte más caótica, lo que va a hacer es buscar un mínimo orden en ese caos y darle estructura a tu creatividad. Además, seguro te va a ayudar mucho con tus objetivos de mediano y largo plazo. Pensá la mejor forma de diseñar esa rutina y que vaya de la mano de tus olas de energía diaria que alimentan tu actitud ganadora. ¡Te invito a tomar acción hoy mismo!

La importancia del ejercicio físico y el mindfulness para mantener viva tu actitud ganadora

En el momento que decidís emprender, el tiempo va a ser el recurso más limitado que vas a tener. Al comienzo los planes para conquistar el mundo son muy lindos de leer y hasta quizás te armaste un schedule que busque balancear tu vida personal y profesional. Ni que hablar el stress que significa hacer la transición entre tu trabajo a sueldo y tu proyecto de start-up.

La realidad es que el día que te tirás a la piscina no vas a parar de meterle y hay un riesgo de que tanta motivación te agote la mente… y el cuerpo. Es fundamental que busques por un lado alguna actividad que te ayude a despejar la cabeza, ya sea desde alguna lectura que no sea de negocios hasta algún hobby.

El ejercicio físico es fundamental y debe ser una prioridad, te lo digo yo que nunca fui fan del gym. Hay que quemar los cartuchos del stress y la única manera es mediante un poco de movimiento. Buscá alguna actividad que te motive y si podés hacerla con un grupo de amigos o inclusive con parte del team mucho mejor. Si es algo competitivo o que implique un juego de equipo también ayuda mucho a visualizar los engranajes de ser parte de una organización más grande que ti. Y eso luego seguro que lo aplicás con experiencias en tu start-up. Si vas solo, además de ser más aburrido, la primer excusa que surja va a ser suficiente para que te quedes trabajando un ratito más y no te sientas obligado. Y si tenés hijos ni que hablar que es mas complejo ponerlo como prioridad.

Hace años yo pensaba que si le metés sin parar y te movés un poco durante el día, el deporte puede esperar. Pero hay un tema químico en nuestra biología que hace que el deporte sea una necesidad básica. Algún especialista podrá ahondar en el tema pero seguro que no nacimos para estar sentados en un escritorio 8–10 horas por día, así que es muy importante aprender a escucharnos. Eso de la mente y cuerpo en armonía es real y fundamental para poder emprender con actitud ganadora.

Además después de dejar todo en la cancha haciendo el deporte que te guste, vas a estar re-energizado y eso te va a ayudar a priorizar y relativizar en la cabeza el orden de tus proyectos y problemas a resolver.

A nivel mente hace poco empecé a usar una app que te ayuda a aprender a meditar. Suena superficial pero la verdad que funciona si no sos de ese palo. Ni que hablar que si podés ir a alguna clase de meditación o yoga mucho mejor pero con estos 5–10 minutos por día, hacés como un reset rápido de la cabeza y te da un plus mucho más potente que un expresso doble.

En varios hubs de emprendedores aquí en Amsterdam están armando actividades físicas grupales, algunos incorporan un gym en el mismo edificio y otros hasta ofrecen talleres de meditación y mindfullness. Me parece que es una tendencia global y se van a ir adoptando por todas partes.

Con tantos recursos a mano, lo único que necesitamos es ponernos las pilas y ejecutar esto que es personal pero influye mucho en nuestra performance general como emprendedores.

Contratá a un emprendedor y dale espacio para que inyecte el cambio en tu organización.

Cuando hablamos de emprendedores siempre nos imaginamos a un grupo de jóvenes medio hipster, dispuestos a dar y perder todo por un sueño que es tener su propia startup. Los imaginamos en una garage o un co-working llenos de papelitos de colores en un pizarrón con grandes planes para conquistar el mundo. Y muchos lo logran. Otros quedan en proyectos menos ambiciosos pero todos prosperan en aprender a levantarse rápidamente si caen. Son una tribu especial. Lo que tienen en común es que ven el riesgo de una forma distinta. Y quieren dejar un huella también.

Pero muchos de ellos necesitan una estructura que los apoye. Necesitan ser parte de algo más grande y no tienen ese apetito por arriesgarlo todo. Y ellos también son emprendedores.

Hace poco fui al Lean Startup Summit en Amsterdam. Fue un día lleno de energía, se respiraba un aire de cambio y ganas de hacer cosas.

Una de las sorpresas que me llevé fue en un workshop que tuvimos que hacer unos ejercicios de estrategia con los que estaban sentados alrededor nuestro. Para mi eran todos emprendedores, alguno más veterano que otro, estábamos todos en la misma página. Hasta en la forma de ver la innovación en la mínima charla que compartimos. Resulta que de mi equipo de 4, dos trabajaban dentro de enormes corporaciones industriales y financieras. Me hizo un ruido tremendo, no cuadraba pero me pareció super interesante. Luego recuerdo que leí nuevamente la definición de startup de Eric Ries (@ericries):

“Una startup es una institución humana diseñada para crear productos o servicios en condiciones de extrema incertidumbre”.

Y un emprendedor es el que va a llevar adelante esa Startup. Pero lo que él dice y yo lo ví con mis propios ojos en una visita al Silicon Valley, es que estas startups pueden llegar a ser un departamento o un proyecto dentro de una organización enorme que desde afuera vemos como un gigante burocrático.

Estas organizaciones se están dando cuenta que si le dan el espacio suficiente, los emprendedores van a salir a buscar los recursos y liderar equipos que logren llevar adelante la innovación en esas condiciones de extrema incertidumbre dentro de cualquier organización. A este tipo de emprendedores se los llama intrapreneurs, porque operan de forma distinta, pero su espíritu es el mismo. Lo que sucede muchas veces es que el sistema termina apagando a los emprendedores, tanta frustración y proyectos que no avanzan los terminan adaptando, pierden ese liderazgo natural y se resignan a sus tareas operativas. Es imprescindible cuidar a los emprendedores, a esos líderes que tenemos dentro de nuestras organizaciones. Darles espacio, libertad y apoyo político es fundamental para potenciarlos.

Lo que hacen muchas organizaciones realmente burocráticas es conseguirles un rincón aislado de tanta contaminación o inclusive alquilar un lugar en un hub de emprendedores y que ahí esos equipos puedan tener más espacio y libertad para operar. Muchos llaman a este rincón un innovation lab pero no es más que eso, una isla.

Si no tenés los recursos en tu empresa y sentís que se está transformando en una organización lenta y burocrática, que perdiste aquella agilidad que tenías en tus orígenes, contratá un emprendedor y no le impongas tus ideas!

Es más, contratá un equipo de emprendedores!

No tengas miedo de que salgan a hacerte la competencia en unos años. Si seguís así en unos años no tenés más empresa! Un equipo de emprendedores que sea responsable de sus proyectos le va a dar una inyección de actitud ganadora que puede llevar a tu organización a lugares inimaginables.

No te enamores demasiado de tu idea!

¿Estas enamorado de tu idea? Que bueno! No sos el único que está enamorado de su idea, ni de tu propia idea. Por más que te parezca que se te ocurrió algo increíblemente innovador, algo nunca visto, algo que realmente va a cambiar el mundo, hay un gran riesgo de que quede en eso, en idea.

Uno de los problemas que tienen los emprendedores es que se enamoran tanto de sus ideas que no las quieren compartir.

Trabajar en “stealth mode” nos da una sensación de seguridad porque estamos inmersos en nuestra propia burbuja. Si la idea va para adelante nos entusiasmamos más pero hay un gran riesgo de que la gran super idea revolucionaria no sea algo para lo cual el mercado está preparado. O que la competencia ya la haya ejecutado desde un rincón de Kiev mientras pensábamos que lo nuestro era único, sentados contemplando un mindmap en un café.

Validar una idea luego de bajarla a tierra es fundamental. Si la idea surgió de un momento tipo Eureka! en plena ducha, buenísimo. Bajala a tierra, aplicala a un proceso de design thinking a ver si se adapta realmente a solucionar un problema de una necesidad humana, armá un prototipo, inclusive buscá con tu equipo armar un loop de lean para ver si prospera. Lo importante es ejecutarla a un nivel mínimo como para poder evaluar si es algo que tiene chance. Y si la chance es mínima pero querés seguir para adelante, dale para adelante, lo más importante es seguir tu instinto y ejecutar.

Quique Baliño (@ebalino)dijo una vez una verdad absoluta que es el dilema de muchos emprendedores. “Mientras tu estás focalizado en lo linda que es tu idea, hay otro que la está ejecutando”. Recuerdo que me dejó en shock y pensando bastante porque no podía ser que todas las ideas se les hayan ocurrido a otro al mismo tiempo. Y que encima fuera más ejecutivo que yo…

La realidad es que ideas de esas revolucionarias y únicas de verdad son un porcentaje mínimo y la probabilidad que se nos ocurran es relativamente baja. De todas formas si escarbas un poco, hasta en esas ideas revolucionarias como la computadora personal, internet, el iphone, itunes, amazon y tantas otras cosas, había otro competidor que estaba haciendo algún prototipo similar y le faltó algún toque de magia para llegar. El ¿por qué? (why) de la idea puede ser lo que haga la diferencia. Simon Sinek (@simonsinek) hace mucho énfasis en que el “¿por qué?” opera en una zona diferente del cerebro que el “qué” (los atributos técnicos) y eso es lo que hace que empresas como Apple sean mucho más exitosas que HP y otras haciendo dispositivos similares o incluso inferiores en algunos atributos.

La rapidez para ejecutar las ideas con actitud ganadora y mucha decisión es otro factor que las lleva a un camino próspero. No se enamoran solamente de sus ideas. Las transforman en productos y servicios que llegan al mercado rápidamente.

Por eso te digo a ti emprendedor que estás comenzando y tenés miedo que te copien la idea. Te la van a copiar. Que eso no te detenga! Salí a ejecutarla ya! Olvidate del “stealth mode”, ya fué, validá tu idea y salí a buscar debajo de las piedras todos los recursos que necesites para hacerla realidad.

Cierta dosis de frustración te da impulso

Aprender a manejar cierta dosis de frustración es clave para que los proyectos progresen.

Como en todo, hay que entrenarse para tolerar cierta dosis de frustración. En ese sentido ser family manager con dos hijos chiquitos es como tener un doctorado en el tema. Cualquier plan que puedas tener va a tener que adaptarse muy rápidamente. El proceso de negación-ira-negociación-aceptación lo podés hacer un centenar de veces a diario  y por las cosas más ínfimas como el color del vaso de agua que se te ocurrió sacar de la lavavajillas.

Tenemos que tener una actitud ganadora que nos ayude a que el aprendizaje genere a la larga un impacto positivo cuando el proyecto no camine o frente al fracaso en general.

A nivel emprendedor no hay mucha diferencia más allá de que todo sea un poquito más razonable. La clave está en ejercitar el músculo lo suficiente como para que cuando te suceda, no te duela como la vez que se te ocurrió volver al gym a full después de unos meses sin hacer nada. Doler te va a doler, pero si aprendés a tolerarlo pasa a ser un dolor que aceptás, porque genuinamente sabés que es para mejorar y sabés que te va a hacer crecer como emprendedor.

En el modelo de lean startup, de alguna forma, al usar un metodología vas entrenando el músculo para emprender con cierta estructura. La idea básica está en focalizarse en que en cada loop de desarrollo haya un sprint de innovación o avance de ideas dentro de un proyecto. Ya sea un prototipo (MVP) o un proceso, en la empresa vamos a pasar por un proceso que involucra tres cosas simples: Crear, medir (mediante un feedback real de los usuarios) y aprender del proceso en sí (build-measure-learn). Todo esto para decidir si hacemos un pivot que sería como virar el barco en otra dirección o perseveramos en lo mismo.

Lo del pivot suena muy lindo pero al fin y al cabo va a ser producto de una frustración porque no se va a dar lo que pensábamos originalmente. Lo que tiene de bueno este proceso es que aprendemos a tolerar pequeñas frustraciones y no caemos en una frustración mucho más grande que haga que todo lo que hemos invertido en tiempo y recursos no sirva de nada.

Por eso me gusta bastante esta metodología para emprender porque te ejercita como en un deporte, vas creciendo y mejorando la performance de a poco y vas aprendiendo de las pequeñas frustraciones y aceptando también de a poco los cambios a golpe de timón.

¿Cómo te puedo ayudar?

¿Cómo te puedo ayudar?

Comenzar una conversación con una pregunta como esta puede hacer la diferencia. Puede abrir una puerta, porque es generativa y busca dar más que otra cosa.

La gente con actitud ganadora busca sacar lo mejor de si misma, pero sobre todo, potenciar a los demás, pinchar donde se crea necesario para que los otros saquen lo mejor de si mismos.

Cuando las cosas están complicadas, te enfocás mucho en lo tuyo, perdés perspectiva y muchas veces ingresas en una espiral descendente que te arrastra y también arrastra a los que están a tu alrededor. Si mirás lo que hace la gente con mente positiva frente a la vida inclusive cuando las cosas están mal, hay algo que llama la atención. Algunos son optimistas por naturaleza, esos del vaso casi vacío pero que lo ven siempre medio lleno. Otros buscan en su manera de comunicarse salir del circuito negativo y volver a generar nuevas perspectivas.

Por eso preguntarle a alguien ¿cómo te puedo ayudar? te puede ayudar a ti mismo también a salir de la espiral de pensamientos en que te encontrás. Se abre la puerta a nuevos díalogos, a nuevas oportunidades.

Lo podés aplicar en cualquier ámbito de la vida, desde tu co-working o dentro del hub de emprendedores, dentro de tu empresa y con el mundo exterior. Ni que hablar a nivel personal, es super potente.

Mi objetivo como coach es que los demás salgan a ejecutar sus sueños. Yo soy el facilitador. El interés tiene que ser genuino en las demás personas y esta pregunta es de cabecera.

La importancia de la palabra, los temas que tratamos y las preguntas que hacemos son lo que define la forma en que nos comunicamos a nivel personal y como equipo. Es otra de las cosas que me marcó mucho de Quique Baliño. Él decía que “los sistemas humanos giran entorno a los temas de los que hablan a diario”. Eso lo vi también en Imagineering con aquello de “words build worlds” y ambos lo toman de la psicología positiva y la indagación apreciativa.

Si hablamos sobre temas negativos vamos a enfocarnos en estos. Hay gente que mejor evitarla en ese sentido, te chupan la energía con sus agujeros negros. Quique los llama negaesféricos porque son negativos por donde los mires.

Pero cuando hablás con alguien que suma, sentís una vibra distinta.

Cuando hablamos de posibilidad, vamos a estar abiertos a la posibilidad y lo mismo si hablamos de oportunidad. El lenguaje verbal y no verbal va a atraer o generar interacciones que vayan alrededor de ese lenguaje. Coco Cataño, un muy amigo mexicano que es un trotamundos dice que tenemos un WIFI humano incorporado. Él dice que nosotros mismos atraemos o repelemos a la gente en base a la forma en que nos comunicamos y contagiamos nuestra energía. Y le creo.

Así que los invito a reflexionar y tomar acción sobre la forma en que utilizamos nuestro WIFI humano para sumar y potenciar con actitud ganadora.

Cuando sos parte de un equipo con actitud ganadora

Cuando sos parte de un equipo con Actitud Ganadora.

 

Formar parte de un equipo lleno de actitud ganadora fue una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Esto a nivel profesional y personal.

Unas de las preguntas que muchos me hacen en las sesiones de coaching y que yo también me hago a mi mismo es ¿cómo encontrar ese equipo?, ¿por dónde empezar?, ¿a donde buscar?

Es un tema muy complejo y la suerte juega un rol importante. Pero hay algunos elementos que no pueden faltar en el equipo y a mi criterio la actitud ganadora de cada uno de sus miembros es la pieza fundamental.

Hace más de una década comenzamos una startup de producción audiovisual junto a 3 socios. El equipo completo duró una década y luego algunos tomamos otros caminos, pero en esa década vivimos experiencias que quedaron en la retina de todos y nos marcaron a fuego como emprendedores.

Mi equipo nació por un sueño que teníamos en común pero también porque había una amistad forjada desde muy chicos con la mayoría. El factor confianza plena ya estaba implícito desde el vamos.

Por otro lado el factor de complementarse también se daba porque cada uno se enfocaba en temas diferentes. Comenzamos desde 0 y en el correr de los años logramos ser un dream-team. Pero ¿qué era lo que nos hacía brillar cuando trabajábamos 100% enfocados en un proyecto todos juntos?

Con cierta perspectiva veo que las historias de @tinchocervino (que además de socio y amigo, es un mentor de mi vida) resonaban permanentemente entre nosotros. Esto era lo que hacía que nuestro equipo fuera realmente un equipo y no un grupo de personas que se juntó con un fin en común.

Él era el desconocido del equipo. Estudió junto a uno de mis amigos y tuvimos un click en el momento en que nos conocimos. Más allá de ser un gran profesional de la comunicación, su background como rugbier lo había formado con principios y valores que eran fundamentales para nuestro equipo.

El rugby es un deporte muy inclusivo, juega desde el alto y flaco hasta el gordo y bajito, todos tienen un rol diferente, algunos son más visibles que otros, pero todos los roles son muy importantes.

Él me hablo de sus experiencias en el rugby de élite, había jugado en la selección nacional y siempre contaba sobre el esfuerzo que le había implicado llegar a estar al nivel más alto. Las frustraciones con alguna lesión y el apoyo y contención que formaban parte de pertenecer al equipo. El leverage que le daba el equipo al individuo. Eso de sacar lo mejor de uno, y dar todo, inclusive más de lo que uno se imagina que puede dar, porque el equipo te potencia. “Jugar solo es un embole, te aburrís” siempre decía.

Recuerdo aquella historia que contaba sobre la performance del equipo en una instancia decisiva: jugar una final. El día del juego es el día en que el equipo brilla, es el día en que todas las miradas están en el equipo. Pero lo importante está en lo previo, en la preparación, en el entrenamiento silencioso, individual, en ese sacrificio que tiene que hacer cada uno en pro de que el equipo salga a ganar.

Siempre decía que en la previa, si uno entrenaba menos o aflojaba, otro iba a tener que entrenar el doble para poder suplir su falta de compromiso. Todo esto generó una cultura de startup que giraba entorno a esos valores. Sus frases siempre resonaban en nuestras cabezas y las transmitíamos al resto de nuestro crew siempre que había una oportunidad.

A la hora de mentalizarse para esa final, visualizar al equipo como algo mucho más grande que uno mismo, con una misión que nos excede, pero que es alcanzable entre todos es la clave.

Con eso en mente vamos a salir con uñas y dientes a defender cada pelota, cada espacio, a avanzar y cubrir a nuestros compañeros cuando estén en el suelo.

Por que si él no está, soy yo el que me la tengo que jugar por el equipo. Y si él gana, gana el equipo, ganamos todos. Por eso también hay que darle espacio a nuestros “socios” para que salgan a ganar.

A mi criterio para llegar a tener este sentimiento con tu equipo, además de valorar y respetar a tus compañeros, vas a tener que lograr comprender cuales son sus fortalezas y debilidades para poder potenciarlos. Se requiere de cierta admiración por los talentos y actitudes de tus socios, tenés que creer en ellos, en lo que son y valorarlos por lo que son y cómo son.

Algunos emprendedores me dicen que prefieren jugar solos. Yo les digo que aunque elijan jugar solos, en cualquier emprendimiento vas a necesitar socios (directos o indirectos), ya seas un emprendedor individual o pertenezcas a un equipo. Aunque sientas que estás solo, hay socios y stakeholders que van a moldear el modelo de tu negocio, la forma y la cultura que va a ir adoptando tu emprendimiento.

La clave está en el compromiso, en la responsabilidad, en salir a jugar para ganar y compartir los valores que tienen los demás. Y cuando el individualismo surja (porque va a surgir en algún momento solo por el hecho de que somos seres humanos), tener la capacidad de resiliencia y empatía, con una fuerte dosis de confianza, como para que el propio equipo sea el que ejecute la variable de ajuste.

Quique Baliño de @xnpartners, es un mentor que nos ayudó mucho con sus charlas de liderazgo. Nos hablaba de la importancia de vivir los valores del equipo. Recuerdo en una conferencia de “no más pálidas” un cuadro donde escribía un “OUT” bien grande en los cuadrantes donde había gente que no vivía los valores del equipo, inclusive cuando de todas formas lograban los resultados inmediatos.

Si tenés claro desde el vamos que este va a ser un principio fundamental, tomar ese tipo de decisiones va a ser más fácil.

Y si tu equipo vive esos valores y además se mentaliza en la visión, y en cómo va a salir a ganar y afrontar los desafíos, eso va a generar que como colectivo salgamos a tomar acción.

Formar un equipo no es una tarea fácil, encontrar socios perfectos algo imposible. Lo importante está en identificarlos y aceptarlos como son y potenciarlos con lo mejor de nosotros mismos. Ellos seguramente van a hacer lo mismo.

Ellos deben cumplir con estas características más allá de sus especialidad. También debemos pensar en como se va a ir reinventando el equipo o identificar cuando es la hora de hacer un cambio. Porque una cosa es un campeonato y otra es pretender que tu equipo se mantenga enchufado a la larga.

Este es otro de los desafíos del emprendedor que vamos a tener que afrontar con mucha actitud ganadora.