Cierta dosis de frustración te da impulso

Aprender a manejar cierta dosis de frustración es clave para que los proyectos progresen.

Como en todo, hay que entrenarse para tolerar cierta dosis de frustración. En ese sentido ser family manager con dos hijos chiquitos es como tener un doctorado en el tema. Cualquier plan que puedas tener va a tener que adaptarse muy rápidamente. El proceso de negación-ira-negociación-aceptación lo podés hacer un centenar de veces a diario  y por las cosas más ínfimas como el color del vaso de agua que se te ocurrió sacar de la lavavajillas.

Tenemos que tener una actitud ganadora que nos ayude a que el aprendizaje genere a la larga un impacto positivo cuando el proyecto no camine o frente al fracaso en general.

A nivel emprendedor no hay mucha diferencia más allá de que todo sea un poquito más razonable. La clave está en ejercitar el músculo lo suficiente como para que cuando te suceda, no te duela como la vez que se te ocurrió volver al gym a full después de unos meses sin hacer nada. Doler te va a doler, pero si aprendés a tolerarlo pasa a ser un dolor que aceptás, porque genuinamente sabés que es para mejorar y sabés que te va a hacer crecer como emprendedor.

En el modelo de lean startup, de alguna forma, al usar un metodología vas entrenando el músculo para emprender con cierta estructura. La idea básica está en focalizarse en que en cada loop de desarrollo haya un sprint de innovación o avance de ideas dentro de un proyecto. Ya sea un prototipo (MVP) o un proceso, en la empresa vamos a pasar por un proceso que involucra tres cosas simples: Crear, medir (mediante un feedback real de los usuarios) y aprender del proceso en sí (build-measure-learn). Todo esto para decidir si hacemos un pivot que sería como virar el barco en otra dirección o perseveramos en lo mismo.

Lo del pivot suena muy lindo pero al fin y al cabo va a ser producto de una frustración porque no se va a dar lo que pensábamos originalmente. Lo que tiene de bueno este proceso es que aprendemos a tolerar pequeñas frustraciones y no caemos en una frustración mucho más grande que haga que todo lo que hemos invertido en tiempo y recursos no sirva de nada.

Por eso me gusta bastante esta metodología para emprender porque te ejercita como en un deporte, vas creciendo y mejorando la performance de a poco y vas aprendiendo de las pequeñas frustraciones y aceptando también de a poco los cambios a golpe de timón.