FOCO

El multitasking puede ser una gran virtud, pero es un destructor del foco. Te ayuda a mantener la operativa, de las mil cosas en las que estás metido, en movimiento. Pero te chupa toda la energía en esa diversificación de tareas.

Es como cuando invertís en un portfolio tan pero tan diversificado que al final no ganas nada. Está bien diversificar, pero por alguna opción te la tenés que jugar un poco más.

En esto de emprender el multitasking es inevitable porque somos como un pulpo haciendo malabares. Recordemos que nuestra mente necesita foco para meterle energía a las cosas que realmente necesitan nuestro foco. Eso que va a hacer la diferencia en la performance de nuestro emprendimiento. Y para eso no le podemos sacar recursos mirando el teléfono sin parar, atendiendo llamadas o “haciendo zapping” entre las 10 ventanas abiertas que tenemos en la compu. Es todo un desafío.

Pero quizás esta bueno hacernos un espacio y tiempo para meterle con mucho foco a una cosa a la vez. ¡Solo una!

Y luego salir a ver el resto de las cosas también importantes, cuando observemos que logramos avanzar de alguna forma, en eso que es más importante que el resto.

El foco se entrena como todo en la vida. En el momento que vemos que nos tentamos a ver otra cosa, podemos usar alguna herramienta personal para recordar ¿qué? estamos haciendo y ¿por qué? lo estamos haciendo. Algunas personas usan un post-it grande que les tape la pantalla del teléfono por un rato y diga FOCO. Otros tienen la necesidad de dejar los aparatos electrónicos alejados por un rato y escribir o intercambiar ideas tomando notas en un pizarrón. Y si el foco está en hacer llamadas, que el teléfono sea teléfono solamente.

Como todo, entrenar el foco lleva constancia. Sin constancia no se logra la excelencia. Así que multipliquemos ese foco por constancia y los resultados van a ir apareciendo.

Hasta en los días más soleados hay pequeñas nubes.

Hace unos días compartí un post que hablaba del foco. Estamos de acuerdo en que nosotros somos los que decidimos en qué vamos a hacer foco. Y en una charla con un amigo, me contó una historia que me dejó pensando sobre el tema.

Mi amigo tiene como hobby escalar muros de esos enormes que parecen inalcanzables. Hay que tener tremenda actitud ganadora para largarse a encarar un deporte así. Y para eso entrena fuerte todas las semanas después del trabajo.

Él me contó que estaba teniendo un gran día de entrenamiento en el muro, todo iba bien de bien y estaba super inspirado para empujar sus propios límites y disfrutar al mismo tiempo. Pero de repente le cae una cuerda sin aviso en su espalda. Era un escalador sin modales que no le dijo ni perdón y eso le despertó la ira en su mente. Como es Mexicano pensó internamente este pinche…….(imaginen la sarta de insultos divertidos de escuchar).

El incidente en sí, no fue nada. Pero por más que sucedió en menos del 1% del tiempo que le había dedicado a su entrenamiento, le generó un cambio de energía que no podía parar de pensar en la calentura que tenía y en como él siempre se fija bien para tirar las cuerdas, en que no haya nadie abajo.

Y cuando me contaba su experiencia personal yo pensaba como nos sucede esto a todos muchas veces, por más positivos que seamos. Saliste a pasear con los peques, estuvo todo perfecto pero a veces resaltas algo negativo que en realidad fue un contratiempo mínimo.

Es esa nubecita que pasa en el día soleado y lo convierte en día nublado.

En el mundo de los emprendimientos aplica también. El equipo viene progresando en un montón de cosas y un comentario negativo puede quebrar tu positivismo. Y el del equipo entero.

Aparentemente es una reacción psicológica que tenemos naturalmente en la parte primitiva de la mente. El tema está en buscar que el resto de la experiencia sea tan fuerte que nos ayude a recuperarnos rápido de ese loop negativo. Quizás conviene respirar y tomar distancia por un segundo para darnos cuenta de que en realidad todo va bien. Cada uno tendrá su técnica para superarlo.

Y siempre van a haber negativos y mal educados. Y ni que hablar días grises. Al fin y al cabo, quizás sea mejor ignorarlos como le decimos a nuestros niños.

Cuando estés en medio de un huracán emocional, mejor tomá distancia y tiempo para volver a tener perspectiva.

Por más actitud ganadora que tengamos, la vida cada tanto nos va a tirar con alguna bomba nuclear de esas que te dan vuelta todo. Y casi siempre no las vas a ver venir. Vas a quedar en estado de shock, fuera de foco, en medio de un huracán emocional.

Esas tormentas casi siempre tienen que ver con nuestra vida personal pero también pueden estar relacionadas a nuestros emprendimientos. Desde algo que no va a prosperar, hasta cosas mucho más fuertes, que son difíciles de digerir.

No hay fórmula para salir de esto, cada uno hace su proceso y muchas veces lleva tiempo volver a sentir que estás con tu actitud ganadora a full.

Mi simple consejo es tomar distancia física y mental del problema, del entorno, cambiar de ambiente y buscar refugio en tus confidentes más cercanos.

Cambiar de aire, para poder salir de la espiral que te hace enfocarte meramente en el problema, y no te ayuda a ver una solución en el horizonte.

Quizás no hay solución y no queda otra que adaptarse a la nueva realidad. Pero al menos el tiempo te va a ayudar a ponerlo en perspectiva. Y eso va ayudarnos en nuestra aceptación también.

Ese cambio de aire, de aromas, de entorno, ayuda a trasladarnos a otro lugar, donde ese problema ya no tiene tanto protagonismo. No es escapar del tema, porque la realidad está ahí y escapar es obviar algo que está ahí y que vamos a tener que encarar. Pero si es escapar del pozo, para poder tomar impulso y encararlo con otra cabeza.

A los que le han tocado cosas así, no me bajen los brazos, recuerden que lleva tiempo y que somos nosotros los que decidimos como digerimos las cosas. Y somos nosotros los que tenemos un faro que es nuestra actitud ganadora, eso lo llevamos dentro y es un motor super potente.

¡Vamos con todo!

Todos necesitamos un pequeño empujón.

La semana pasada fue una semana de alta intensidad emocional. A nivel familiar, disfrutamos de la visita de mi madre que vive a 11mil km de casa y mi mujer tuvo que viajar por trabajo al otro lado del mundo. La atención entonces se enfocó básicamente en el “family management”, porque los pequeños necesitan doble atención en días así. Increíblemente cerré un contrato con un cliente importante para el coaching mientras estaba a 4 manos con los peques así que me anoto un doble triunfo.

Mis hijos están en un momento de querer probar todo, pero todo lleva práctica y tiempo. Y como siempre digo, un poco de sudor y lágrimas también. La más pequeña (1) dando sus primeros pasos aterriza indefinidas veces por día. Pero sigue intentando. Solo puedo imaginarme el coraje que implica. El grande (3) aprendiendo a pedalear sin rueditas y se larga a todo pedal con mucha valentía. Ya aprenderemos a frenar pronto si dios quiere. Otro que llevará varios aterrizajes hasta agarrarle la mano.

Y como no hay dos sin tres, tuvimos la visita de mi sobrina (2), que se moría por probar la bici de balance sin pedales del primo, que le queda un poco grande todavía.

En una cuadra se cayó no menos de 20 veces. Unos golpes tremendos que seguro dolieron y mucho.

Pero ella tiene una característica que deberíamos tener todos los emprendedores. Es perseverante hasta que le sangren las rodillas, quizás hasta un poco de más, porque le quedan sangrando literalmente. Y siguió y siguió probando.

Hasta que en un momento tiró la bici de la calentura, dio unos pasos, se puso de rodillas en el piso de la calle y empezó a pegarle a piso con toda su fuerza mientras lloraba a toda rabia. La frustración estaba triunfando.

Esa imagen me conmovió y le ofrecí ayudarla un poco agarrando el asiento para que experimentara unos metros sin caídas. Se secó las lágrimas, se subió a la bici y con un poquito de ayuda, hicimos media cuadra como nada.

Ese impulso en su confianza la recargó de energía y siguió sola por mucho rato, casi sin caídas. Lo que necesitaba en ese momento era un coach! Pero lo necesitaba luego de haberse caído suficientemente como para entender que había que hacer algo distinto. Y lo necesitó por 5 minutos. Luego ya no me necesitaba, era el momento de seguir experimentando sola.

A los emprendedores les pasa muchas veces lo mismo. Todos necesitan un coach en algún momento. Lo importante es entender qué tipo de impulso necesitan y el timing de la intervención. Si no se dan suficientes golpes, entonces es pura teoría y no sirve. Hay que tener cierto nivel de frustración y experiencia para poder absorber la idea de que se pueden probar ángulos diferentes. Además, saber que son ellos los que tienen que seguir intentando después y como coach darles ese espacio. Saber que son solo 5 minutos…

Cuando sientas que querés parar, renunciar, tirar todo por la ventana… Pensá por qué empezaste!

El principio de todos los proyectos de vida, tienen una motivación especial. La novedad nos da un impulso tremendo y le metemos mucha energía para que avancen. A nivel emprendedor casi siempre se remonta a la trillada idea del sketch en una servilletita. Compartir esa idea y soñar sobre cómo va a prosperar y llegar a ser una realidad es mágico.

El proceso no es muy diferente al de ir al gym pretendiendo estar mucho más fuerte y bajar esos kilos de más, pensando que va a suceder sin esfuerzo. Va a doler, vas a tener que meterle mucho esfuerzo y muchas veces vas a sentir que querés tirar la toalla y volver a tus hábitos de antes. A tu zona de confort que en realidad era inconfortable.

Para muchos emprendedores, la fase inicial más romántica es lo que más les gusta de su emprendimiento. Aquello de enamorarse de su idea y armar mucha estrategia de pizarrón. Pero la mayoría de los proyectos que prosperan en el tiempo son los que tienen una dosis de disciplina y constancia, mucho esfuerzo y un equipo que empuja sin parar. Menos pizarrón, más ejecución y búsqueda de resultados.

La complejidad administrativa, crecer rápido, los problemas de incorporar recursos humanos, aprender a delegar, los flujos financieros, la necesidad de inversión, entender lo que realmente quiere tu mercado, etc, son básicamente las razones más conocidas por las cuales vas a querer tirar la toalla.

El mercado real no es el de la servilleta. Quizás si tu target y tu idea, quizás no. Pero vas a tener que aprender a manejar todas estas variables para obtener resultados. Y te va a costar metafóricamente y no tanto, bastante sangre, sudor y lágrimas.

El que caiga a la lona, se levante, aprenda rápido a recuperarse y siga para adelante va a ser el que gana.

Así que no tires la toalla la primera vez que te abrumen estos temas no tan atractivos de tu emprendimiento. Busca ayuda, sinergias y tercerización de algunas cosas.

Pero sobre todo hay que tener bien claro por qué carajo empezaste. ¡Por respeto a ti mismo y tus ideas, sé consecuente!

Lo que nos mueve nace desde la desesperación (y la inspiración)

Hace un tiempo que estoy super interesado en comprender por qué hay personas que llegan a tener una actitud ganadora en contextos tan disímiles. Por un lado, gente que está en “survival mode” que asume una actitud ganadora para salir de esa situación que los aqueja. Por otro, gente que no le falta nada pero que tiene un sueño y sale a buscarlo con igual motivación.

El tema claramente es la motivación. La palabra ya lo dice todo, el motivo que me lleva a la acción. Y de ahí hay dos grupos de motivaciones claras. Las que vienen desde la desesperación y las que vienen desde la inspiración.

Las historias de gente desesperada, que logra algo muy importante en base a una necesidad de sobrevivir, son muchas. El factor diferencial es que logran salir del círculo de la desesperación, para entrar en el de la acción y lograr un objetivo que cambie sus vidas. Esto puede ser a todo nivel, y mucha gente piensa primero en lo económico.

Pero las historias más impactantes son las de supervivencia plena, como por ejemplo la del milagro de los andes y todo lo que tuvieron que hacer y sacrificar para sobrevivir, al fin y al cabo, esa era la motivación más grande. Vivir.

Salvando grandes distancias, lo vemos en deportistas y emprendedores que vienen de contextos muy críticos y solo sueñan con salir de ahí y sacar a sus familias de ahí.

El impacto de la desesperación es imponente, pero la sustentabilidad luego de lograr el objetivo es menor al de una motivación por inspiración. Porque de alguna forma hay una meta relativamente concreta. Esa experiencia va a ser la fuente principal de su inspiración futura porque ya no están desesperados si lo consiguen.

Pero ¿qué pasa con los que no pasan por una experiencia de desesperación? ¿Cómo logran encontrar la inspiración a un nivel que pase a ser un motor de vida?

Estas historias de inspiración las veo a menudo entre los emprendedores que persiguen sus sueños con un objetivo claro: generar un impacto, un valor real y una huella en el mundo.

El valor de la necesidad cobra importancia teniendo en cuenta que es el detonador de la actitud ganadora. ¿Y si no tenemos una necesidad real? Entonces nos la inventamos!. Y tenemos que creer en ella de verdad para que sea el detonador de nuestra acción.

Love is a better teacher than a sense of duty

Although I truly believe on these words, they’re not mine. They’re from Einstein. It seems that his relativity theory came out of his inspiration from music. And his inspiration from music had nothing to do with his early encouragement to play the violin, after all he wasn’t interested. It came out of the love of music as a teenager.

I really like the phrase because it makes a lot of sense as an entrepreneur. When we have a strong sense of duty we push the limits to achieve our objectives on a conscious way. After all, we must do our bests at all time to become a better version of ourselves, to outperform others. But when we love what we’re doing, that’s a different game. We become high performers because we want to, because there’s not enough time or success that will stop us. Success is basically that we’re doing what we love. We cracked the code.

To be an entrepreneur with a winning mentality you need to truly love what you’re pursuing. That love will empower you and your dream to unchartered waters if you have a consistent attitude. And innovation and disruption usually happen in unchartered waters.

It sounds familiar don’t? Do what you love, love what you do… Basic stuff. Go for it!

 

La competencia contra la barra de la excelencia es con uno mismo.

Competir es una de las cualidades humanas por naturaleza. Si la competencia es sana y hay “fairplay”, vamos a poder dar más de lo que pensamos que podemos dar, con tal de ganar. Esa es la magia de competir, medirnos con otros y al mismo tiempo medirnos con nosotros mismos.

Mucha gente es crítica de una actitud competitiva, prefieren una cooperativa. En la arena de los emprendedores debemos tener una combinación de ambas para lograr tejer una red que nos ayude a desarrollarnos.

Hay como una crisis de la falta de competitividad en nuestra sociedad. Lo ves desde la educación más básica hasta la educación ejecutiva. Desde mi punto de vista no hay nada de malo con ser competitivo. Al contrario, una persona competitiva es alguien que busca superarse y eso es muy positivo. Si lo hacemos con respeto, al fin y al cabo lo que estamos buscando es ganar, lograr los resultados. Y al mismo tiempo elevar la barra de la excelencia. Esto último es frente a otros y sobre todo frente a uno mismo.

Somos nosotros los primeros que tendemos a conformarnos, y sin darnos cuenta, entramos en una especie de meseta donde con cierto estándar de excelencia estamos OK. Nos podemos pasar la vida OK. La lucha desenfrenada es contra nuestras voces internas que nos dicen que nos conformemos con el OK. “Dar más no tiene sentido, si igual ya llegamos, ya estamos OK” nos dicen.

Buscar la excelencia no es buscar el OK. Es buscar salir de ese sillón imaginario que es muy confortable y está OK y salir a arriesgarnos, a dar más, a ser mejores. En otras palabras, a competir contra nosotros mismos y elevar esa barra de la excelencia cada día más.

Ojo que la barra de la excelencia no es la barra de la perfección. Como emprendedores sería utópico y ultra frustrante pensar en la perfección. La incertidumbre de lo que estamos haciendo no nos deja hacerlo. Perderíamos mucho tiempo de gran valor y no tendría sentido. Tampoco tiene valor ser mediocre. La mediocridad puede arrojar resultados rápidos, pero a la larga cuesta muy cara.

Por eso buscar elevar la barra de la excelencia es para gente con actitud ganadora, para emprendedores que se la juegan y que quieren aportar su granito de arena para tener un mundo mejor. ¿Qué vas a hacer hoy para elevar tu barra de la excelencia?

La Garra Charrúa como fuente de inspiración para emprender con Actitud Ganadora.

Hola Ganadores!

Ya desde hace unos meses que vengo insistiendo en la importancia de nuestra actitud ganadora para emprender. Ayer empezó el mundial de fútbol y para muchos de nosotros, implica un montón de emociones e ilusiones depositadas en nuestros equipos.

La Celeste despierta una pasión impresionante y nos llenamos de emoción en la previa y en los partidos. La realidad es que más allá de los diferentes niveles técnicos de las selecciones, llegar a esta etapa definitoria implica que el equipo ya luchó mucho por clasificar.

Durante el mundial, la diferencia entre los equipos va a estar en lo técnico si, pero sobre todo en la mentalidad para afrontar semejante presión y desafío. En los papeles hay partidos que parecen ya ganados de antemano y otros perdidos de antemano. Pero la realidad es que se juegan 90 minutos donde hay que demostrar lo que se tiene. Los nervios pueden jugar una mala pasada a jugadores de un nivel tremendo, el factor suerte de alguna pelota y muchos otros factores entran a jugar. El sentimiento de pertenecer a un equipo ayuda a manejar la presión depositada por millones. Pero con una actitud ganadora es que se puede hacer la diferencia.

Hay muchos que hablan de La Celeste y hablan de la “garra charrúa”. Hace años eso implicaba salir a marcar como un desquiciado y que festejáramos una recuperación de pelota con un roscaso a la tribuna.

Eso cambió por suerte. La garra Charrúa se transformó más en una actitud.

Un gran amigo apasionado del fútbol, Santi Cazales, fue quien nos habló hace años de la actitud ganadora de la selección. Y estoy totalmente de acuerdo. Ese cambio de actitud fue parte de un proceso que se dio desde la dirigencia y que implicó una revalorización de la camiseta, de lo que es representar a un país mediante un deporte, de la humildad y del deber que se tiene a la hora de la performance, a la hora de la verdad. También comprender que los éxitos del pasado no implican para nada que tengamos éxitos en el presente o futuro. Eso depende de nosotros, de lo que hacemos hoy para salir a ganar. El éxito no es más un premio a alcanzar. El éxito está en el viaje. Lo repite incansablemente el técnico de la selección el maestro Tabarez: “El camino es la recompensa”.

Ese ejemplo puede ser trasladado muy fácilmente como una analogía de lo que hacemos como emprendedores. Hay momentos en que vamos a tener que competir contra una corporación muy establecida, que juega en la liga de campeones. Aunque seamos una start-up pequeña y parezca que no tenemos chances, el partido se juega igual. Y si salimos con una actitud ganadora tremenda, la magia se puede dar, ellos en su mente ya ganaron el partido y eso juega a nuestro favor. Hay que creer en uno mismo y en nuestro equipo sobre todas las cosas. Amar nuestra camiseta, entender por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo y sentir que nuestro proyecto va a prosperar. Siempre hay que salir a ejecutar con pasión y competir con la cabeza de un campeón. Hay que creérsela! La competencia más grande es contra nosotros mismos, superarnos depende de nosotros, solo de nosotros.

Les deseo el mejor de los éxitos a La Celeste y a todos los emprendedores del mundo que salen a lucharla con actitud ganadora!