La competencia contra la barra de la excelencia es con uno mismo.

Competir es una de las cualidades humanas por naturaleza. Si la competencia es sana y hay “fairplay”, vamos a poder dar más de lo que pensamos que podemos dar, con tal de ganar. Esa es la magia de competir, medirnos con otros y al mismo tiempo medirnos con nosotros mismos.

Mucha gente es crítica de una actitud competitiva, prefieren una cooperativa. En la arena de los emprendedores debemos tener una combinación de ambas para lograr tejer una red que nos ayude a desarrollarnos.

Hay como una crisis de la falta de competitividad en nuestra sociedad. Lo ves desde la educación más básica hasta la educación ejecutiva. Desde mi punto de vista no hay nada de malo con ser competitivo. Al contrario, una persona competitiva es alguien que busca superarse y eso es muy positivo. Si lo hacemos con respeto, al fin y al cabo lo que estamos buscando es ganar, lograr los resultados. Y al mismo tiempo elevar la barra de la excelencia. Esto último es frente a otros y sobre todo frente a uno mismo.

Somos nosotros los primeros que tendemos a conformarnos, y sin darnos cuenta, entramos en una especie de meseta donde con cierto estándar de excelencia estamos OK. Nos podemos pasar la vida OK. La lucha desenfrenada es contra nuestras voces internas que nos dicen que nos conformemos con el OK. “Dar más no tiene sentido, si igual ya llegamos, ya estamos OK” nos dicen.

Buscar la excelencia no es buscar el OK. Es buscar salir de ese sillón imaginario que es muy confortable y está OK y salir a arriesgarnos, a dar más, a ser mejores. En otras palabras, a competir contra nosotros mismos y elevar esa barra de la excelencia cada día más.

Ojo que la barra de la excelencia no es la barra de la perfección. Como emprendedores sería utópico y ultra frustrante pensar en la perfección. La incertidumbre de lo que estamos haciendo no nos deja hacerlo. Perderíamos mucho tiempo de gran valor y no tendría sentido. Tampoco tiene valor ser mediocre. La mediocridad puede arrojar resultados rápidos, pero a la larga cuesta muy cara.

Por eso buscar elevar la barra de la excelencia es para gente con actitud ganadora, para emprendedores que se la juegan y que quieren aportar su granito de arena para tener un mundo mejor. ¿Qué vas a hacer hoy para elevar tu barra de la excelencia?

La Garra Charrúa como fuente de inspiración para emprender con Actitud Ganadora.

Hola Ganadores!

Ya desde hace unos meses que vengo insistiendo en la importancia de nuestra actitud ganadora para emprender. Ayer empezó el mundial de fútbol y para muchos de nosotros, implica un montón de emociones e ilusiones depositadas en nuestros equipos.

La Celeste despierta una pasión impresionante y nos llenamos de emoción en la previa y en los partidos. La realidad es que más allá de los diferentes niveles técnicos de las selecciones, llegar a esta etapa definitoria implica que el equipo ya luchó mucho por clasificar.

Durante el mundial, la diferencia entre los equipos va a estar en lo técnico si, pero sobre todo en la mentalidad para afrontar semejante presión y desafío. En los papeles hay partidos que parecen ya ganados de antemano y otros perdidos de antemano. Pero la realidad es que se juegan 90 minutos donde hay que demostrar lo que se tiene. Los nervios pueden jugar una mala pasada a jugadores de un nivel tremendo, el factor suerte de alguna pelota y muchos otros factores entran a jugar. El sentimiento de pertenecer a un equipo ayuda a manejar la presión depositada por millones. Pero con una actitud ganadora es que se puede hacer la diferencia.

Hay muchos que hablan de La Celeste y hablan de la “garra charrúa”. Hace años eso implicaba salir a marcar como un desquiciado y que festejáramos una recuperación de pelota con un roscaso a la tribuna.

Eso cambió por suerte. La garra Charrúa se transformó más en una actitud.

Un gran amigo apasionado del fútbol, Santi Cazales, fue quien nos habló hace años de la actitud ganadora de la selección. Y estoy totalmente de acuerdo. Ese cambio de actitud fue parte de un proceso que se dio desde la dirigencia y que implicó una revalorización de la camiseta, de lo que es representar a un país mediante un deporte, de la humildad y del deber que se tiene a la hora de la performance, a la hora de la verdad. También comprender que los éxitos del pasado no implican para nada que tengamos éxitos en el presente o futuro. Eso depende de nosotros, de lo que hacemos hoy para salir a ganar. El éxito no es más un premio a alcanzar. El éxito está en el viaje. Lo repite incansablemente el técnico de la selección el maestro Tabarez: “El camino es la recompensa”.

Ese ejemplo puede ser trasladado muy fácilmente como una analogía de lo que hacemos como emprendedores. Hay momentos en que vamos a tener que competir contra una corporación muy establecida, que juega en la liga de campeones. Aunque seamos una start-up pequeña y parezca que no tenemos chances, el partido se juega igual. Y si salimos con una actitud ganadora tremenda, la magia se puede dar, ellos en su mente ya ganaron el partido y eso juega a nuestro favor. Hay que creer en uno mismo y en nuestro equipo sobre todas las cosas. Amar nuestra camiseta, entender por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo y sentir que nuestro proyecto va a prosperar. Siempre hay que salir a ejecutar con pasión y competir con la cabeza de un campeón. Hay que creérsela! La competencia más grande es contra nosotros mismos, superarnos depende de nosotros, solo de nosotros.

Les deseo el mejor de los éxitos a La Celeste y a todos los emprendedores del mundo que salen a lucharla con actitud ganadora!

 

 

El valor de una persona y la ilusión como motor de nuestra actitud ganadora.

Hace unos años recuerdo haber visto una charla TEDx de Victor Kuppers donde hacía énfasis en la importancia de la actitud. Él dice que el valor de una persona puede simplificarse a una fórmula:

Valor de una persona = (Conocimientos + Habilidades) x Actitud

Los conocimientos y las habilidades (o experiencia) suman, pero la actitud multiplica. Él es una persona llena de energía y escucharlo energiza. Tanto él como yo tomamos ideas de otros y las potenciamos, buscamos que esas ideas agreguen valor a la gente. Esta fórmula es tal cual y para mi se hace más fuerte para una persona con actitud ganadora por eso hago ese añadido a la fórmula. Una persona con Actitud Ganadora es exponencialmente más impactante, agrega mucho más valor, es magnética y energiza a los demás.

Esto de la actitud es algo que está menospreciado en nuestro tiempo. Hay CV´s llenos de papelitos y gente llena de experiencia, pero muchas veces vemos que les falta el ingrediente más importante, la actitud ganadora.

Esa actitud es la que nos hace diferentes, la que deja una verdadera huella.

Otra cosa que me llamó la atención en sus charlas es que habla de que vamos como pollos sin cabeza por la vida, a todo motor y no nos detenemos a pensar. La pausa perdió valor y vale mucho.

Hay que aprender a parar a tiempo, tomarse una pausa para reflexionar. Tenemos que dejar de dar todo por sentado. Al final pensamos que somos inmortales y nos olvidamos que estamos de paso. Hay que ser agradecidos, saber dar sin esperar nada a cambio. Alimentar nuestra red de contención. A la hora de hacer networking online y offline, ver cómo podés ayudar a otros a que se conecten y hagan prosperar proyectos.

Ponernos ilusiones, pequeñas zanahorias en nuestro camino que nos llenen de energía es un truco fundamental para el motor de nuestra actitud ganadora. No tienen porqué ser cosas materiales costosas o unas vacaciones en el caribe. Si podemos hacerlo bien, sino aceptemos lo que se puede hacer y adaptémonos a nuestra realidad. Igual salí a caminar el fin de semana al campo o a la playa, hace algo fuera de tu rutina, con eso seguro que ya cargas las pilas.

Si podemos tomarnos unas vacaciones en familia o con amigos, darnos esa pausa mental y conectar un poco con el universo y nuestras amistades, con nuestra naturaleza, mucho mejor. Hay gente que se ilusiona más con la moto o el auto nuevo, el tema es que al poco tiempo se evapora la ilusión y ya no es nuevo. Los viajes para mí son lo que prospera en la retina y agregan más valor que nada en el mundo. Por eso invierto mucho en ellos.

Los seres humanos vivimos de las ilusiones y si no nos ponemos a nosotros mismos esas ilusiones en el camino, hay chances de que nos enrosquemos tanto en la diaria, que nos terminamos olvidando de lo potentes que son. Además, son un remedio esencial para relativizar todo y hasta bancar alguna cosa que no nos gusta demasiado.

Te invito a tomar acción y armarte una listita de ilusiones que sean realizables para este año y el que viene. Ahh…,  y no te olvides de  tomar acción hoy mismo sobre lo más importante en la fórmula de nuestro valor: nuestra actitud ganadora.